30.10.10

Coopa-Roca

No sólo se vive de inspiración, sino también de mucho trabajo. Y cuando ese trabajo y pasión se transmite también en beneficio de otros, la labor de un diseñador se convierte en un ciclo renovador y  gratificante.
El caso del diseñador brasileño Carlos Miele comenzó en 1988 con un grupo de mujeres de Rochina, la Fabela más antigua de Río de Janeiro, quienes comenzaron a reunirse en busca de una actividad comercial que les posibilitaran aportar ingresos al presupuesto familiar y, al mismo tiempo, cuidar de sus hijos pequeños.
La dirigente de la cooperativa que recibió el nombre de Coopa-Roca, la socióloga María Teresa Leal, advirtió que tenían un gran interés en la moda y eran reconocidas por sus habilidades para la costura. Convenció a varias empresas textiles a donar sus excedentes de tela, y reunió a las mujeres para que hicieran cojines, pompones y cobertores.
Después de recibir donaciones del Programa de Desarrollo de Naciones Unidas y una línea de crédito del gobierno, la cooperativa logró comprar una choza que ha crecido con los años.
En 1994, el grupo de mujeres tuvo la oportunidad de presentar su ropa en una feria de Río, a pesar de no tener gran experiencia, ni acabados pulidos. De todas formas, su debilidad se tornó en fortaleza cuando los críticos propagaron el trabajo de las costureras de Rocinha, mencionando incluso que tenían influencias de modernos diseñadores desconstructivistas belgas. Detonante para que publicaciones como Vogue y Elle voltearan los ojos.
Finalmente, entra Miele, uno de los diseñadores más célebres de Brasil, quien busco la alianza con la cooperativa pensando en el aporte multicultural y étnico de la cultura popular brasilera. "Hoy día muchos problemas ocurren debido a que no hay diálogo entre la élite y los excluídos. 
Gracias a estos proyectos, en partership con Miele, Coopa Roca ha colaborado con el diseñador alemán Karl Lagerfeld y ha diseñado el vestuario para la modelo Naomi Capbell. Los trabajos de Coopa Roca se venden actualmente en Brown's en Londres, en Barneys en New York, Maria Luisa en Paris y en Joyce en Hong Kong. 
La importancia de la capacitación en áreas claves como administración y producción fueron claves para la cooperativa de mujeres que además trabajan por objetivo desde sus casas, pero ha sido fundamental el trabajo, mucho trabajo, que con determinación las llevaron a trabajar con empresas de moda internacional; y por supuesto, invaluable la interpretación que los diseñadores tuvieron sobre sus obras.
En Costa Rica conozco sólo una iniciativa similar de mujeres tejedoras, AG Textil “tejidos contemporáneos con responsabilidad social”. La empresa trabaja bajo la filosofía de mercado justo, empleando y dando independencia a muchas mujeres amas de casa. Aunque tienen poco de tiempo de existir, esta o cualquier otro colectivo podría ser objeto de estudio de diseñadores ticos, y entablar futuras coaliciones de trabajo.



Contacto: obragris@googlemail.com